Perdiendo esencia

Posiblemente año tras año se ha ido perdiendo, pero este año lo he notado más que nunca, por varias razones, como contarle a alguien como fue mi primera vez y ver que ya tiene poco de aquel momento.

La primera vez que fui al WOMAD estuve toda la tarde-noche sentada en la plaza mayor con mis amigas, tomando calimocho, riéndonos de cualquier tontería o juego. Escuchando buena música. Y sobretodo, había muchos timbales.

Este año, no había timbales salvo los de los asistentes al botellón, que se arrancaban a tocar algunos momentos. Había tal cantidad de gente que ya sería una locura poder sentarte. Todos de pie, sin poder moverte mucho porque solo vas a pisar botellas y bolsas de los botellones que hay a tu lado. Muchísima más gente, si... pero ya no es el WOMAD que era hace unos años... por la música, sobretodo este año donde el gran recorte que han hecho de cerca de un 40% se ha notado: no había talleres para los adultos, y la música...

Han salvado estos días la gente, gente a la que tienes la posibilidad de conocer estos días y no hubieras conocido sin este festival. Y el mejor momento de todos: el viernes en la plaza de Santa María, con un gran grupo todos sentados charlando, bebiendo y cenando. Después... un botellón más solo que en otro emplazamiento.

pd. Los puestos siguen encantandome aunque este año solo les he podido dar un vistazo.

Esperemos que el año que viene la situación facilite que la esencia del WOMAD vuelva a resurgir un poco más.