De todo Desembarco del Rey,
el único lugar que a Arya le
gustaba era su dormitorio,
y lo mejor de este era la puerta,
una plancha enorme de roble
oscuro con tirante de hierro negro.
Cuando cerraba aquella puerta
y bajaba la tranca, nadie podía
entrar, ni la septa Mordane,
ni Tom el Gordo,
ni Sansa, ni Jory,
ni el Perro,
¡nadie!
La cerró.
Juego de Tronos
pág. 215
Ilustración de Arya Stark,
por Enrique Corominas
por Enrique Corominas
Quiero una puerta así :(
ResponderEliminarYo también :(
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