Sabor a chocolate
José Carlos Carmona
Punto de lectura
100 páginas | 2008
Hace más de sesenta años, Adrian Troadec vio a una chica salir de una clase de música. Dos guerras mundiales después, aún funciona la fábrica de chocolate que abrió para conquistarla.
El libro comienza en 1963, cuando Eleanor Trap llega en un vuelo desde Estados Unidos a Suiza para vivir su sueño.
Allí la recibe Adrián Troadec, su tío, dueño de una fábrica de chocolates que abrió décadas atrás para conquistar a la mujer de su vida.
Corría el año 1922 cuando Adrián Troadec conoció a Alma Trapolyi. Se enamoró de ella al instante y durante años luchó para ser visible para ella. Se convirtió en el mejor jugador de ajedrez del mundo, y como ella seguía sin fijarse en él, decidió crear una fábrica de chocolates, conocedor de lo mucho que a Alma le gustaban.
La historia continúa narrando todo lo que sucedió desde ese momento de 1922, cuando Adrián se fijó en Alma, hasta el año 2001. Así seremos testigos de todo lo que sucede en la familia que el joven soñador intenta crear.
Es una lectura muy rápida (una hora aproximadamente), con capítulos muy cortos y porque va contando la historia sin detenerse demasiado en cada suceso. Los años corren deprisa, como en la vida cuando cuentas una historia que queda ya muy lejos en tu memoria. Es una historia como muchas otras, pero está contada muy bien, y es que si a esta historia de amor, y sobretodo de supervivencia, le añades una serie de datos literarios, musicales, y de hechos históricos relevantes, la historia mejora bastante. A mí ha sido lo que más me ha gustado, el modo en el que está contado, y es que los datos que ha elegido para adornar su narración están muy bien elegidos.
No es una lectura que vaya a cambiarte la vida, pero sí hacerte pasar un buen rato navegando por décadas de la historia que cambiaron el mundo. Claro que si no os gustan esos datos de "ese año los Beatles tocaban..." tal vez el libro no os guste nada.
Según he visto en goodreads, el escritor, José Carlos Carmona, publicó después Sabor a Canela. No guarda relación directa con Sabor a Chocolate, ya que la historia queda bien cerrada, pero tienen ciertas cosas en común, como la música (la protagonista también es violonchelista, como Alma), y los sueños. Si lo encuentro en alguna biblioteca seguramente lo lea.