11/10/18

La Costa de Alabastro




Monjoie, noviembre de 1947.
La enfermera Boudin llega a la mansión de los Clairmont (quienes vivieron buenos tiempos, pero tras la guerra quedaron en la ruina, como muestra la propia mansión), donde se encargará de los cuidados de Sophie Clairmont, quien a sus diez años de edad tiene una salud muy delicada. Boudin tiene experiencia en casos similares, y ha acompañado en este proceso a muchos infantes enfermos, pero la situación siempre se resuelve del mismo modo. Por ello, no miente a la familia y les confirma que será imposible salvar a la pequeña, pero podrá ayudarla a que sus últimos días no sean tan dolorosos. 

Sophie es una niña peculiar. Sabe cual es su destino, y aún así, disfruta creando fantasmas a su alrededor, jugando con la ouija donde habla con muertos (entre los que se encuentra su propia madre)  e inventando historias donde su final no se debe a la enfermedad, sino a un cruel asesinato por parte de sus familiares. Todas estas conversaciones afectarán a Boudin, que irá mostrando poco a poco cierta apatía hacia la persona que tiene a su cuidado. 

Por suerte, en la mansión también se encuentra Alain Clairmont, padre de la joven, con quien la enfermera tendrá interesantes charlas y hará que su estancia en el lugar no sea tan aterradora. O eso parece en un principio… pues pronto comienza a suceder cosas inexplicables. 



Narrado por la enfermera, único personaje que no conoce la mansión y no sabe moverse por ella, Victoria Álvarez crea una historia inquietante con pocos personajes pero con una ambientación cuidada y descrita en detalle. La novela tiene elementos comunes del género, como la mansión en ruinas que está encantada, donde corrientes de aire, goteras, y ventanas y puertas se abren sin explicación aparente, creando una atmósfera de misterio tanto para la recién llegada como para todos los lectores. No podía faltar un tiempo endiablado, con frío y nieve que hará que los personajes queden aislados en los momentos más inoportunos. 

Si no es suficiente con una mansión que vivió sus mejores momentos en décadas pasadas, y donde en la actualidad nadie debería vivir (menos aún si se trata de una persona que se encuentra en sus últimos meses de vida), el humor macabro de la niña hará que la protagonista reviva su pasado y regresen sus peores pesadillas. Y es que no hay peores fantasmas que los reales, y Boudin tiene un pasado lleno de fantasmas de carne y hueso. 



Atrapada entre las páginas de la novela, comencé a unir ideas. Acantilados, estatuas, una sombra misteriosa que aparece siempre para llevarte hacia la muerte… y tres personajes que habitan bajo el mismo techo pero que se las ingenian para estar solos la mayor parte del tiempo (sobre todo cuando algo extraño sucede). Las salidas y entradas de uno de los personajes comenzaron a parecerme demasiado evidentes y estaba segura de haber encontrado la respuesta razonable a todo lo que estaba sucediendo.  Por supuesto, me equivoqué. No contaba con el gran trabajo de la autora para contarnos una historia con elementos muy representativos del género (me sentía cómoda, descubriendo todos esos detalles), abrirnos de par en par la mansión de Monjoie y el alma de sus personajes… y desmontar cualquier teoría en las últimas páginas, dejando una sensación de asombro y ofreciéndonos una nueva lectura completa de la novela. 


Ha sido mi primer acercamiento a la obra de Victoria Álvarez y ha sido un gran descubrimiento. Disfruté con las descripciones de la mansión, de todos los detalles y acontecimientos que van sucediendo, pero fue el modo en el que nos lleva hacia el final lo que terminó encantándome. Con el desenlace podemos hacer una segunda lectura, muy diferente a la primera, pero igual de interesante. Una historia corta con la que me rindo ante la escritura de la autora. 


FICHA TÉCNICA:

La Costa de Alabastro
Victoria Álvarez
Alianza editorial  |  Runas
Tapa dura
151 páginas  | 2018

Una enfermera llega a una mansión ruinosa en la costa normanda para cuidar de la joven Sophie Clairmont, una niña inteligente y un tanto especial, durante los últimos meses de su vida. La Segunda Guerra Mundial acaba de terminar y las huellas de la ocupación nazi son visibles por todas partes, pero no son solo los soldados alemanes los que todavía parecen rondar por Monjoie. La difunta madre de la niña, tan perfecta y querida, hace sentir su presencia en las vidas de todos. Y cuando la pragmática enfermera llegue para cuidar a Sophie irá descubriendo que el retraído señor Clairmont también está abrumado por su propio pasado. 

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